miércoles, 15 de febrero de 2012

Breve Antología de mi literatura personal

Por Ezquiel Bravo

Quisiera que comprendas cuánto tiempo te busqué. No se contenta mi alma con haberte perdido.[1] He pasado noches interminables entre laberintos, y soporté amargas vigilias pensando en cómo alcanzarte. Buscando una respuesta, desafié a la eternidad y a todos los astros.[2] Fui más allá de los Puertos Grises[3] pero me arrastró la marea del tiempo y naufragué durante siglos en las aguas salvajes de un dios omnipotente.[4] Tu recuerdo poco a poco se desdibujaba en mi memoria[5] y temía ya no verte nunca, nunca más.[6] Temía que ya no estuvieses en mis sueños.[7]
Quisiera que comprendas cuánto recorrí. Nadé con fe aquellas aguas y llegué a costas sin luces.[8] Caminé sobre senderos desconocidos y valles malditos[9], atravesé tierras fértiles[10] y desiertos moribundos. Y moribundo yo también, me arrastré por túneles oscuros[11]creyendo ver una luz al final del camino, la misma luz de tus ojos ausentes.[12] Lo perdí todo en este viaje. O casi todo. Me despojaron de cuanto tenía, de lo que fui y de lo que hacía.[13] Pero no pudieron apagar mi fuego, que llena el aire de chispas.[14] No pudieron arrebatarme mis sueños ni el ferviente deseo de volverte a ver. Me arrojé al mismísimo Infierno, sólo por volverte a ver.[15]
Quisiera que comprendas la clase de enemigos que vencí. Desde el sicario más diminuto hasta la horda más numerosa. Luché contra bestias feroces. Me acecharon los peores monstruos y las pesadillas más temibles que pudieras imaginar jamás. He vencido a mil soldados y conquisté mis demonios internos. He caído muchas veces, he sangrado y he llorado del dolor. Pero siempre me volví a levantar, con la esperanza de encontrarte al final.[16]
Y hoy que por fin llegué hasta este lugar, te iba a decir que a pesar del tiempo y la distancia, aunque se nuble el sol eternamente o se seque en un instante el mar[17], yo siempre a tu lado querría estar… o eso pensé, hasta que te vi sonriente, paseando de la mano con el mismísimo Lucifer[18] y comprendí que todo fue en vano, que aquello que muere no resucita jamás.[19]



[1] PABLO NERUDA, “Poema N° 20”
[2] BORGES, “El Alquimista”
[3] TOLKIEN, “El Señor de los Anillos”
[4] JULIO VERNE, “20.000 leguas de viaje submarino”
[5] MARCO DENEVI, “Rosaura a las diez”
[6] EDGAR ALLAN POE, “El Cuervo”
[7] CORTÁZAR, “El futuro”
[8] GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, “Relato de un náufrago”
[9] LOVECRAFT, “El color que cayó del cielo”
[10] LILIANA BODOC, “La Saga de los Confines”
[11] ERNESTO SÁBATO, “El túnel”
[12] STEPHEN KING, “Los ojos del dragón”
[13] ALEJANDRO DUMAS, “El Conde de Montecristo”
[14] EDUARDO GALEANO, “El libro de los abrazos”
[15] DANTE ALIGHIERI, “La Divina Comedia”
[16] HOMERO, “La Odisea” (y mitología griega en general)
[17] GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, “Amor eterno”
[18] ALEJANDRO DOLINA, “Bar del Infierno”
[19] ALFONSINA STORNI, “Adiós”

2 comentarios:

Entre Jorjito y Liliana B., estamos en presencia de algo exquisito que se consume con placer dentro de tanta genialidad en cada nombre citado... Maravilloso texto y maravillosas lecturas. Felicitaciones.

¡Muchísimas gracias! Son sólo algunos de los autores que conforman mi mundo de lecturas. Es un verdadero placer compartir todo esto con ustedes :)

Publicar un comentario